El arca de Noé forma parte del
conocimiento Bíblico que es presentado de manera enigmática, conformado por
sucesos fantásticos, propios de un mundo imaginario, lo cual es característico
de la expresión del sentido figurado, estructurado numéricamente para ser
interpretado mediante el conocimiento de la Cábala. El sentido conocido, el
literal, fue creado para establecer la dominancia religiosa, la de un Dios que
se atribuye, de manera permanente, el total de acontecimientos. Los capítulos
del Arca de Noé fueron hechos con la
maestría propia de un ser superior, relatados de tal manera que dan la impresión
de estar relatando sucesos que sin lugar
a duda fueron verídicos, conducen con mucha facilidad a ser partícipes de su mundo de fantasía, de
un mundo donde todo es posible gracias al poder de Dios, el argumento al que la
mente recurre para impedir, inconscientemente, se utilice la función de
razonamiento para resolver los enigmas del conocimiento religioso. Se le da
credibilidad a catástrofes mundiales de la magnitud de un diluvio universal,
que pueda cubrir hasta las montañas más altas de la tierra, aunque las citadas
no sean las más altas, ni haya habido jamás agua suficiente para hacerlo, y que
pueda haber destruido a todo ser humano y toda vida en la tierra, a excepción
de Noé y su familia, porque interviene la mentalidad religiosa para validar,
mediante la sola fe, el que Dios obre de esta manera, para justificar este
radical tipo de castigo, porque además supone que fue para bien, que pudo haber
existido un renacimiento tipo paradisíaco del ser humano, ¡a partir de tres
parejas!
CAPITULO
6 NÚMEROS TOTALES: 2925=18, LA PALABRA
DE CREACIÓN.
Versículos 1-13. Relatan las condiciones
de la época antediluviana, el período de tiempo durante el cual se efectuó la
transición de la pérdida del equilibrio y la pureza, nivel 12, con el que fue
creado el ser humano dual. Durante ese tiempo los llamados hijos de Dios, los
seres provenientes del exterior, eran quienes por este origen tenían el nivel
de desarrollo que habían perdido la mayoría de los seres humanos. Gracias a
ellos, por la descendencia que tuvieron con las mujeres que tomaron, mujeres
igualmente puras, existieron seres superiores. Al continuar perdiéndose la
perfección de la Tierra, transmite su desequilibrio e impacta la naturaleza
dual del ser humano, no puede sostener su nivel 12 e inicia a desarrollarse la
maldad, motivando con ello que Jehová pretenda destruir toda vida en la Tierra.
En realidad la deformación con la que ha evolucionado el ser humano, no es un
problema ocasionado de raíz por él mismo, como se le ha hecho creer, jamás
existió el pecado original. Ha sido consecuencia de la pérdida progresiva del
equilibrio de la Tierra, lo cual provoca que las nuevas generaciones nazcan con
un similar nivel de desequilibrio. Este desequilibrio, el planetario y el del
ser humano, es un problema de la Creación. El actual es un problema de retardo
en la intervención de las fuerzas que sostienen la perfección de la Creación,
indispensables para que nuestro añoso planeta recupere su equilibrio y su
perfección original. Los números de estos versículos son 1594=19=10,
representan la pérdida de la pureza.
Versículos 14,15 y 16, las indicaciones
técnicas para la construcción del, Arca, # 24=6. Sus números suman 447=87=15=6,
números de, madera y gofer, 7+8=15=6, número del ser humano equilibrado,
Jehová, # 42=6. Corresponden al desarrollo del equilibrio de la superficie de
una forma circular, de la tierra, de nuestro sistema atómico y celular. Sus
medidas, 300X50X30=45=9, número de brea, representa la palabra equilibrada.
Ventana, #4, y puerta, # 4, 4+4=8, significa que el Arca fue creada con la
capacidad para captar los sonidos del universo. El ser humano inicia su
desarrollo equilibrando la superficie de sus formas circulares, de su cerebro,
y al mismo tiempo estará equilibrando la superficie del sistema atómico y
celular de su organismo. Entonces podrá su palabra, # 9, lograr que se difundan
hacia su interior los sonidos del universo, # 8. Mediante esta función, la cual
se efectúa de manera inconsciente en todo ser humano, cada uno de ellos
desarrolla su propia esencia, aunque con diferencias, todas ellas
proporcionales al medio ambiente planetario adverso. Es por este motivo, para
superar esta condición planetaria, que se elige a Noé, por su número, # 35= 8,
varón, justo, # 89=17=8; y a sus hijos, porque la suma de los números de sus
nombres, # 98=17=8, ejemplifican los sonidos del universo, ejemplifican la
posibilidad de activar al cerebro y corregir la esencia del ser humano que se ha
deformado a través del tiempo.
Versículos 17-22, entran al Arca, Noé, su
familia y los animales. Sus números suman 884=20, la existencia o vida eterna;
proporcional a 88=16=7,+4=74=11, el conocimiento, número de la tierra. El
conocimiento, puro o deformado, es el que se despierta de acuerdo a la potencia
del choque de los sonidos 98, dependiendo a su vez de las condiciones
planetarias, # 8, y las condiciones de la palabra, # 9, del ser humano. El
conocimiento puro es el que sostiene la vida, nivel 12, porque es proporcional
al árbol de la vida. El conocimiento deformado conduce a la muerte. Por este
motivo, para Jehová la pérdida del nivel 12 equivale a estar muerto, aunque el
ser humano esté vivo, de ahí su postura despectiva hacia el ser humano y la
simbólica destrucción masiva de la vida en la tierra.
Jehová destruirá toda vida en la tierra
mediante un diluvio. Tierra o diluvio, ambos números 11, y vida, # 16: =27=9,
la palabra, la esencia ejecutora en la creación o destrucción de esencias. Significa
que el ser humano puede morir por su propia palabra, cuando es desequilibrada,
porque mediante ella introduce energía negativa y desequilibra sus formas
circulares (Caín, # 9, mató a Abel, # 20) o puede vivir mediante la activación
de su cerebro, ejemplificado numéricamente mediante las experiencias sufridas
por el Arca y sus tripulantes, siendo este el verdadero objetivo de Jehová con
el Arca de Noé. El entrar animales, dos de cada especie, macho, # 5, y hembra,
# 3, 5+3=8, significan lo mismo que la entrada de Noé, # 35=8, y de sus hijos,
# 98=17=8, los sonidos del universo. Es necesario, alimento que se come,=36=9,
la palabra equilibrada. Comer alimento representa a la palabra equilibrada
porque es la que puede penetrar hasta el
interior de las formas circulares para activarla, para sostener la vida. Los
animales entran, para que, tengan vida contigo, =164=74=11. La vida puede
sostenerse si se desarrolla el conocimiento puro, # 11, mediante la palabra, #
9.
CAPITULO
NÚMERO 7, NÚMEROS TOTALES 3082=13=4, LOS SONIDOS DEL EQUILIBRIO.
En este capítulo entran al Arca, Noé, su
familia y los animales, Jehová la cierra. Inicia el diluvio, dura 40 días y 40
noches, muere todo ser vivo en la tierra a excepción de los tripulantes del
Arca. El Arca se eleva por encima de las montañas más altas.
El elegir Jehová a Noé y su familia, el
dar preferencia en cantidad a los animales limpios y las aves, de acuerdo a los
números de los primeros 3 versículos, 415=10, significa la entrada de la
pureza. Versículos 7-16, suma de sus números: 1321=7, EL CAMBIO. Al iniciarse
el diluvio entran al Arca el contingente mencionado previamente. Inicia cuando
Noé tenía la edad de seiscientos años, más 1 mes y 17 días: 6+30+17=53=8,
números de Noé, 35=8, para representar los choques de sonidos del universo, que
iniciarán el desarrollo de cambios al interior del Arca, 8+8=16=7. En el
versículo 11, Jehová relata, con una espectacularidad única e inigualable, el
inicio del diluvio, proyectando en éste su sentir, su deseo por transmitirle a
la humanidad la relevancia del significado de este suceso. Sus números suman
207=9, LA PALABRA EQUILIBRADA, números de cataratas + cielos: 88=16=7+65=11=2,
7+2=9; 88+65=153=63=9, número de hombre. Fueron rotas, 10+5=15=6. Las fuentes
del grande abismo=24=6, números de Arca, y de 150 días = 6, la duración de las aguas sobre la superficie
de la tierra. Significan el desarrollo gradual del equilibrio de la superficie
de una estructura funcional, con lo cual ya será posible la entrada de energías,
por medio de la palabra. Para entender el significado del, grande abismo, es
necesario entender que para un Creador no existen secretos en relación a la
composición ínfima de la materia. Conoce a la perfección los secretos de la
composición de la estructura de los sistemas atómicos, porque Él mismo los creó, para que haya sido posible
creara en perfección la vida y los sistemas planetarios, creando todo mediante
un mismo principio y un mismo sistema funcional. Es así como tanto en un
sistema planetario como en un sistema atómico existen, abismos, por debajo de
su superficie gravitacional, y es en el dominio mental funcional integral de
este conocimiento, el de lo más pequeño que existe, como se ha ejercido el
poder para crear y para efectuar los grandes cambios en la tierra.
Los últimos versículos, del 17 al 24, de
carácter destructivo, suman 1028=11, representan la pérdida del conocimiento
puro en la tierra. Los versículos número 21, números 165=75=12; número 22,
números 137=47=11; número 23, números 255=75=12, representan la pérdida del
equilibrio 12, lo cual impide sostener la vida por no ser posible crear el
conocimiento puro, # 11, ni sostener la pureza, # 10, lo cual significa para
Jehová, en relación a su enorme desarrollo, la muerte de toda vida en la
tierra, no significa que en realidad haya sucedido tal extermino total de vida.
Los números totales de este Capítulo:
3082=13=4, dos de los sonidos del equilibrio, son importantes, en parte, porque
al ser revelados en los Libros antiguos, la Biblia y Los Vedas, para conocer la
función de estos sonidos, al ser interpretados erróneamente, por desconocerse
el significado de los sonidos de la Cábala, derivaron en una gran deformación
del conocimiento religioso tradicional.
El
organismo humano es un sensor, fue dotado orgánicamente de conductos para
sentir la naturaleza de todo lo que existe, incluyendo la de los sonidos. Toda
persona puede captar al menos el efecto físico de la vibración de los sonidos
que produce, para conocer de manera aproximada el significado de ellos. El
número 13, la letra M, se pronuncia, al igual que el Arca, al ser cerrada por
Jehová, con la boca cerrada, produciendo una vibración muy fuerte en todo su
entorno, principalmente en la bóveda craneal y el cerebro. Es por este mecanismo
como los sonidos, cuando son
equilibrados, al penetrar simbólicamente al Arca, logran equilibrar,
paulatinamente, la estructura funcional del cerebro, y el cerebro a su vez a
todo el organismo, hasta que pueda sostenerse por sí mismo.
CAPITULO
8. NÚMEROS TOTALES 2946: 29=11=2, 46=10; 2+10=12.
En este capítulo se relata lo que sucedió
con la Tierra y con el Arca después de haber terminado el diluvio, para
continuar representando, la pérdida del equilibrio en la tierra, y su desarrollo
en el Arca, en base a sonidos. Inicia, de nuevo, con el desarrollo del
equilibrio de su superficie en los primeros 3 versículos. Versículo 1, sus
números, 204=6, corresponden a los números de Arca, y de las palabras
viento-tierra, 4+2=6. Versículo 2, sus números 96=15=6, números de las
palabras, lluvia+cielos + detenida, 4+2+9=15=6. Versículo 3, el retirarse las
aguas al cabo de, 150 días=15=6.
Versículo # 4, números 99=18=9, LA
PALABRA EQUILIBRADA. Reposó el Arca en el, mes séptimo, a los 17 días del mes.
30 días X 6 meses= 18=9, +17 días= 8; 9+8=17=8, el desarrollo de un objetivo,
la creación de los sonidos del universo por medio de la palabra. El descansar
el Arca en esa fecha sobre: montes, # 8, Ararat, # 8, representa el desarrollo
del siguiente objetivo, 8+8=16=7, la creación de los primeros cambios.
Versículos 6 y 7, la prueba hecha
utilizando un cuervo, para saber si la tierra se estaba secando. Sus números
son: 88= 16=7, y 107=8: 7+8=15=6. Cuervo, # 66=12. Cuervo yendo y volviendo,
3+3+9=15=6. Secaron # 78=15=6. El utilizar a un cuervo, por su esencia
negativa, significa problemas para que se equilibre la superficie de la tierra.
Versículos 8-12, la intervención de la, paloma, # 60=6, exploradora, sus
números suman 755= 17=8, la creación de los sonidos del universo. Los números
del primer vuelo de la paloma, versículo 8, suman 127=37=10, la pureza,
representada por la esencia de la paloma. Versículo 9, números 249=15=6, el no
encontrar la paloma donde, sentar planta pie, números 8+3+4=15=6, tiene el
mismo significado que la prueba hecha por el cuervo. Versículos 10 y 11, el
regreso de la paloma con buenas nuevas. Sus números, 70=7+217=10, 7+10=17=8,
los sonidos del universo. El regresar la paloma con una, hoja+ olivo+ pico,
8+10+9=27=9, significa que fue hasta que se desarrolló el equilibrio de la palabra,
# 9, que los choques con los sonidos del universo, # 8, empezaron a activar el
interior del Arca. Versículo 12, números 92=11, el conocimiento, la esencia que
se despierta, si se ha restablecido el equilibrio, al chocar los sonidos del universo, # 8, o energía del
medio ambiente exterior, con los sonidos de la palabra, # 9, la energía del medio
ambiente interior o ser humano.
Versículo # 13. Números 255=75=12. Aguas
y secaron, 6+6=12. Fue hasta el año 601 de Noé, el día primero del primer mes:
601=7, +1=8, cuando las aguas se secaron. Noé, # 8, y su edad, # 8, asociados
con una tierra seca, significa que no fue posible se recuperara el equilibrio
de la tierra, en consecuencia los sonidos del universo continúan careciendo de
potencial activador, porque continúan desequilibrados. Versículo # 14, números
66=12. Y en el mes segundo, a los veintisiete días del mes, se secó la tierra:
30 días +27 días= 57=12. Desde su creación, la tierra ha sostenido su
equilibrio, entre otros factores, en base al porcentaje y a la distribución del
agua que cubre su superficie, transmitiendo al ser humano el nivel de
equilibrio con el que curse. El
manifestar que las aguas se secaron es una manera de señalar que no fue posible
se recuperase el equilibrio planetario, lo cual trasciende al interior del Arca,
a sus tripulantes.
Versículos 15-16-17. Después de haber
terminado la odisea del Arca y ser posible determinar el cumplimiento de
objetivos, Jehová habla con Noé, sus números suman 324=9, la palabra
equilibrada. Versículos 18-19, enseguida, al salir Noé y su familia del Arca,
números 205=7, representan el cambio que desarrollaron en su interior.
Finalmente, versículos 20-21-22, el ofrecer Noé holocausto a Jehová, el
agradarle y prometer no destruir de nuevo al ser humano, sus números suman 496=
19=10, la pureza. En estos últimos 3 grupos de versículos, con la salida de los
tripulantes del Arca, se abre la expectativa por conocer la manera en que habrían
cambiado. La suma de sus números, # 9, y 7+10=17=8, la creación de los sonidos
del universo por medio de la palabra, significan el cumplimiento del objetivo
respecto a una enseñanza para activar al cerebro, pero que no trascendió hacia
la recuperación del nivel con el que el ser humano fue creado, # 12, porque
persiste el desequilibrio de 9 y de 8, de la palabra y de nuestro universo que
es la tierra.
CAPÍTULO
9. SUMA DE SUS NÚMEROS 3178=19=10, LA PUREZA
En este capítulo Jehová encomienda a Noé y
su familia repoblar la tierra; pacta a perpetuidad para no repetir el diluvio;
y se reinicia la degradación de la humanidad, ejemplificada por la simbólica
conducta de Noé.
Versículo 1. Suma de sus números, 63=9,
la palabra. En sentido numérico, fructificad y multiplicaos, significa el
utilizar la palabra para crear esencias y continuar perfeccionándose.
Versículo 2. Números 237=57=12, el
equilibrio en perfección para un ser humano. La superioridad que se tiene sobre
los animales está relacionada con la perfección con la que fuimos creados
originalmente.
Versículos 3, números 128=11, y versículo
4, números 65=11, número de la palabra, mantenimiento, # 155=11, representan al
conocimiento y su relación con la ingesta de la sangre de los animales. Es en
la sangre de todo ser vivo donde se concentra su esencia, buena o mala, pero la
de los animales siempre será negativa si se compara con la pureza de la esencia
del ser humano original. Su ingesta sería algo inconcebible en un ser realmente
puro, le bloquearían temporalmente sus facultades extrasensoriales.
Versículo 5, números 178=88=16=7, el
cambio negativo. El relacionar la ingesta de sangre con la muerte violenta, el
hacerlo a manos del varón su hermano, representa al varón, al ser humano dual,
físico y espiritual, de otra época, el que conservaba su pureza, iniciando a
tomar los hábitos alimenticios de un ser humano común. Ante lo cual los
sentidos del varón, como reacción de autoprotección de su pureza, sería la de
que su hermano físico estaría matando a su hermano espiritual, y querría
vengarse de la misma manera, lo cual significa que ambos son dañados por la
ingesta de sangre, o de carne, la cual tiene el mismo plasma en menor cantidad.
Ya en nuestra época, cuando la ingesta es ocasional, como en los vegetarianos,
el daño es parecido a una intoxicación alimenticia y es temporal, mientras se eliminan
los plasmas negativos. Cuando se ingiere sangre de manera ocasional, o se está
habituado a comer carne, incluyendo la de cerdo, el no existir ninguna reacción
significa que el plasma humano es proporcional en negatividad al plasma del
animal que se esté ingiriendo; en estas condiciones el ser físico ya habría asesinado
a su hermano espiritual y las transfusiones no afectarían absolutamente en nada
su condición dual deformada. La ingesta de carne con su sangre, aunque
contribuye al daño físico y espiritual, el “asesinato” o pérdida de la
capacidad para activar al ser espiritual, se debe básicamente a la deformación
de la función mental, creadora de energía negativa.
Versículo 6, números 141= 51=6, el ser
humano equilibrado, la pérdida de esta condición representada por los
asesinatos.
Versículos 8-17, sus números suman 1185:
11=2, 85=4; 2+4=6, número de Arca, el del ser humano equilibrado. El pacto a
perpetuidad ofrecido por Jehová a Noé y su familia, también para los animales,
para no destruir de nuevo toda vida mediante otro diluvio, se concentra en el
versículo 11: Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda
carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra. Suman
114=24=6, número de las palabras, diluvio, destruir y tierra, 2+2+2=6. El pacto
de Jehová con Noé estaría basado en el respeto hacia una supuesta recuperación
de la esencia del ser humano equilibrado, # 6, pero, al no recuperarse, como se
relatará en otros Capítulos, Jehová continuara destruyendo vidas, aunque ya no
mediante diluvios. La señal del pacto, el arco en las nubes, de acuerdo a sus
números: arco y nubes, 3+9=12; ser viviente, 8+4=12; señal pacto, 8+4=12,
posiblemente se haya hecho con la intención de una reflexión que podría hacerse
al sentir la pureza de la naturaleza, al observar la aparición del arco con su
estela de colores, para recordar quienes somos en realidad de acuerdo a nuestro
verdadero origen, y no perder la esperanza de que es posible recuperarlo cuando
nuestro planeta recupere su equilibrio.
Versículos 18-27, sus números suman 1021=13=4, los sonidos del equilibrio. En
estos versículos se dan a conocer las características evolutivas del ser humano,
después de sobrevivir en el Arca y haber pasado el diluvio. La expectativa del
resultado es importante, porque se relata un período de tiempo, donde vivieron
personas que ejemplifican el nivel de desarrollo del ser humano, un poco más
cercano que el de la enseñanza religiosa de nuestra descendencia a partir de
Adán y Eva, la cual se pierde aún más en el tiempo. En los versículos 18 y 19
se reduce la mención de quienes salieron del Arca a los hijos de Noé, Sem, #
38=11, el conocimiento, Cam, # 17=8, los sonidos del universo, y Jafet, # 43=7,
el cambio; además de Canaán, # 34=7, el cambio, hijo de Cam. Se reduce a los
hijos de Noé, porque se ejemplifica con ellos la “repoblación” de toda la
tierra. Se eligieron a estos protagonistas porque en los números de sus nombres
se encuentra la clave para conocer nuestra herencia, la cual, dada la simbólica
conducta de Noé, evidentemente es desfavorable,
sin necesidad de interpretar los números de su descendencia. El relato de la
embriaguez de Noé en el interior de su tienda, quedando desnudo, viéndolo así su
hijo Cam, #8, padre de Canaán, # 7, motivó que Noé, como represalia, maldijera
a Canaán su nieto, y además fuese siervo de Sem, # 11, y de Jafet, # 7. En
cambio bendice Sem como su hijo de más
mérito, y engrandece a Jafet, pero para habitar en las tiendas de Sem. En
primer lugar, los números de los hijos de Noé suman 98=17=8, significa que unidos
podrían haber cumplido con el propósito del haber tripulado el Arca, podrían
haber creado los sonidos del universo, # 8, por medio de la palabra, # 9, para
inducir el conocimiento puro y desarrollarse en esencias. Pero, con el
nacimiento de Canaán, # 7, hijo de Cam, # 8, nieto de Noé, # 8, significa que
el choque de sonidos 8+8=16=7, (8 padre, 8 hijo, =7 nieto) fructificó hacia el
desarrollo de lo negativo, porque Noé lo maldijo, porque no existe en sus
nombres la palabra equilibrada, # 9, en consecuencia se frena el desarrollo en
esencias para recuperar la esencia original con la que fuimos creados. La
palabra se encuentra en los números de Sem y Jafet, 11+7=18=9, pero es
desequilibrada, creadora de lo bueno y lo malo que caracteriza al ser humano,
por asociársele con Canaán, # 7 negativo.
Los versículos finales, 28 y 29, números
36=9, la palabra, y 66=12, el nivel de equilibrio original del ser humano dual,
relatando la muerte de Noé, son una representación de la pérdida de este nivel
en la tierra por medio del desequilibrio de la palabra.
Los números totales de los 4 capítulos
destinados a exponer la enseñanza del Arca de Noé suman 12,131: 12=3, 131=5,
3+5=8, los números de Noé, confirmando con ello la veracidad del sentido
numérico, del oculto lenguaje de Jehová.