domingo, 15 de diciembre de 2013

LA NATURALEZA DEL SER HUMANO ORIGINAL Y DE DIOS


Es popular el conocimiento de nuestra naturaleza dual, el estar formados por un ser físico, morada del ser espiritual. El primero, producto de la procreación de pareja, destinado a morir; el segundo, eterno y de origen divino. Espíritu, nombre religioso tradicional, asociado con el temor a lo desconocido, es en sí la vida misma, es quien sostiene la vida del ser físico. Y si no lo logra, no se debe a él mismo, porque el ser espiritual, por ser eterno, siempre sostiene su condición de perfección. El problema para que no ejerza su función es su aislamiento, producido por la energía negativa que lo rodea y lo obstaculiza, energía que es producto de un retroceso progresivo de la naturaleza original con la que fue creado el ser humano, retroceso secundario a su vez a la evolución desequilibrada de nuestro planeta, lo cual es el significado del doble sentido del enigma de Eva.

Es necesario profundizar sobre la naturaleza del ser espiritual para comprender  su origen divino y su carácter eterno, para comprender  la naturaleza del ser dual original y la naturaleza del ser humano actual. El  ser espiritual del ser humano actual conserva la misma potencia de la del ser espiritual del ser humano dual original. El ser espiritual no muere porque está formado por energías inmateriales, las cuales no son susceptibles a la acumulación de tiempo. Estas energías son: Energías vitales solar, y telúrica o solar condensada, y fuerza de la naturaleza. También la energía de los valores o sentimientos puros en estado de perfección, y  la energía creada por la palabra equilibrada, la que tiene capacidad para producir activación. Estas energías, provenientes de nuestro exterior y de nuestro interior, son las que sostienen la vida del ser físico al integrarse al sistema atómico y celular, para luego retornar y sostener la activación del ser espiritual. Durante este doble proceso activador, las energías del ser espiritual siempre permanecen inalterables en su morada el centro de las zonas nucleares, desde aquí sostienen la vida. Para que el ser físico pueda utilizarlas, es necesario estimular, mediante la función de sentir, cada una de las energías por las que está formado. La brevedad de la vida se debe a que nuestro universo la tierra y el ser humano no crean la cantidad suficiente de energías para mantener activado a nuestro cerebro y a nuestro físico, en consecuencia no se estimula suficientemente al ser espiritual. Posteriormente, al deprimirse el círculo de activación, el ser físico recibe únicamente destellos de la potencia original del ser espiritual. Nos hemos alejado de la existencia o vida eterna, la del ser físico, porque éste debe reunir dos condiciones que no existen. Primera, la interna, el ser físico debe ser igualmente puro y perfecto en su creación como lo es el ser espiritual, para que pueda, al igualar sus energías, lograr estimularlo con su máxima potencia; segunda, la externa, debe vivir en un sistema planetario equilibrado o paraíso, para que induzca con sus sonidos del universo equilibrados, el equilibrio orgánico del ser viviente; para que no genere tiempo y no lo induzca al ser físico; y para que pueda  sostener la vida con las suficientes energías vitales creadas en este su medio ambiente.  Fue en este medio, el conocido como paraíso, donde se creó al ser dual original, el que fue creado en estado de perfección, por lo tanto él no puede deformarse ni puede morir, porque a él no le afecta la pérdida del equilibrio y la generación de tiempo del sistema planetario donde haya sido creado. Esto significa que la pérdida de la perfección del  primer ser humano creado directamente por Dios, la referida en el libro del Génesis, la representada por Adán con su expulsión del paraíso y su posterior muerte, no es posible, porque si Dios obrara de esa manera con una creación original, Él sería igualmente imperfecto y no hubiera sido posible se sostuviera la creación durante los miles de millones de años que tiene de existencia. Esta supuesta creación original del ser humano, es uno de los ejemplos de la manera como fue escrita la Biblia con el propósito de crear la dominancia religiosa. Valiéndose para ello del recurso de expresar el conocimiento mediante un  doble sentido que es imposible crear y muy difícil de interpretar para un ser humano. Este doble sentido tiene un doble significado, y aunque ambos significados evidencian no ser absolutamente verdaderos, aún así son aceptados incondicionalmente, debido a que se valoran bajo el efecto de la referida dominancia religiosa. En el conocido sentido literal, la creación original de la tierra y del ser humano, después de la creación de Adán, pierde su originalidad, porque salta el largo período de las condiciones de vida de un principio, para revelar las de un final, porque lo que en realidad se está revelando es el conocimiento de las condiciones actuales de la tierra y la naturaleza del ser humano actual. Lo que supuestamente sucedió con la vida de Adán y Eva, y con sus primogénitos Caín y Abel, la decadencia producida por la pérdida de la pureza, claramente tratan de dar la impresión, engañosamente, que la naturaleza del ser humano actual es la continuación directa de los primeros seres humanos, para así atribuirle a la raza humana en general, con pleno convencimiento, que su naturaleza es originalmente pecadora. Esta tendenciosa representación no es posible, porque un ser viviente creado directamente por Dios no se deforma, puede suceder únicamente con sus descendientes; y porque para que esto suceda es necesario que transcurran miles de años y se sucedan multitud de generaciones, no es posible que suceda durante una misma generación. La creación original de Adán y Eva no puede sustentarse, porque su descendencia no corresponde ni tan siquiera a una primera generación, porque su descendiente Caín, al ser expulsado del paraíso, tuvo descendencia en otra tierra con otra familia. Ante esta manera como se revela el inicio de la descendencia del ser humano, resulta ingenuo el aceptar que Adán y Eva fueron los primeros seres humanos. El gran error de la religiosidad tradicional es el tomar tácitamente el conocimiento, aunque éste evidentemente tenga otro significado que corresponde a un lenguaje que no está a su alcance el interpretar con veracidad. Este lenguaje corresponde al otro sentido con el que fue escrito el Génesis bíblico, es la expresión del conocimiento más antiguo, el cual es el conocimiento de la creación, el conocido popularmente como enigmático. En el se despejan las dudas y las contradicciones del sentido literal, en el toma sentido el significado de Eva como madre tierra, en él se revela el enorme potencial del ser humano original y su capacidad creadora; la verdadera naturaleza de Dios, la incorpórea, y la participación de los seres de naturaleza dual en la creación del infinito universo.  El revelar en el Génesis la creación original del ser humano, viviendo en un paraíso, es normal y es verdadero, porque un paraíso es un sistema planetario perfecto y un ser humano original es también puro y perfecto. La perfección de ambos, universo exterior o planeta, y universo interior o ser humano,  incluye el desarrollo en ambos de la existencia o vida eterna. Es por este motivo que no es posible que el mismo ser original represente también el desarrollo de una naturaleza pecadora. Lo que se está revelando es el inicio de la pérdida de la perfección de la tierra, motivo por el cual deja de ser un paraíso; induciendo con ello el inicio de la pérdida de la perfección de la nueva vida, de la descendencia del ser humano original. La perfección de un sistema planetario se caracteriza por no crear tiempo, se manifiesta en la producción de sonidos equilibrados en perfección, sonidos que al ser captados inconscientemente por el cerebro, lo activan también en perfección, unificando con ello al ser dual, a su parte física y espiritual, para que pueda despertar su conciencia de sí mismo y del exterior, para que este despertar sea con el desarrollo del conocimiento puro. Se manifiesta también en la suficiente producción de energías vitales, para sostener, en conjunto con los sonidos, la existencia o vida eterna. La pérdida de la perfección de un sistema planetario se traduce en el inicio de la generación de tiempo o  manifestaciones del inicio de su deterioro físico y funcional, el cual es inducido a la vida que en él se desarrolla. La generación de tiempo de un sistema planetario desequilibrado es proporcional a su nivel de desequilibrio, medido este por aumento de sonidos desequilibrados y disminución de energías vitales; y finalmente, por un franco deterioro de su medio ambiente, incapaz para sostener la vida que él se desarrolla, el cual es el oculto significado de Eva, el que al ser malinterpretado ocasionó la estigmatización pecadora de la mujer. Debido a que el ser humano es un universo materia, que reacciona y funciona de manera similar a como lo hace su universo del exterior, el que le dio la vida, las alteraciones involutivas planetarias son  inducidos al ser humano por intermedio del cerebro hacia todo el organismo, afectando al físico con la misma proporción de desequilibrio; y en relación al despertar de la conciencia, el que paulatinamente, generación tras generación, se vaya perdiendo la conciencia del conocimiento puro. El inicio de esta pérdida de perfección no puede ser repentino, al grado que se manifieste en una misma generación, porque se desarrolla conforme la tierra pierde progresivamente su equilibrio. Esta progresión debe de haber sido sumamente lenta, como progresa el tiempo cósmico, para que haya sido posible que la tierra no se haya destruido después de haber sido creada en estado de perfección hace miles de millones de años. De esta misma manera, el desarrollo del inicio de la pérdida de la perfección de la descendencia del ser humano debió de haber sido sumamente lento. Y debido a que conforme avanza el desequilibrio o perdida de la perfección de un sistema planetario, por el simple efecto físico de un cuerpo no totalmente esférico que gira a gran velocidad, este avance es progresivamente más rápido, en consecuencia se acelera también la pérdida de la pureza y en su lugar avanza hasta que predomina la deformación del ser humano. Es así como en un principio, por no existir tiempo, no se puede determinar el tiempo durante el cual la tierra fue un paraíso, durante el cual el ser humano podía conservar su pureza de manera natural. En cambio, posterior a la pérdida de la perfección, representada con la expulsión del ser humano del paraíso, lo cual es un antecedente  histórico donde ya existe información sobre la conducta humana, es que puede apreciarse la relación que guarda el avance del desequilibrio planetario con el desequilibrio del ser humano, del efecto producido por el tiempo en la pérdida progresiva de la pureza. Y así sucesivamente hasta la actualidad, debido a que la tierra está sumamente desequilibrada, el avance del tiempo es vertiginoso, impactando con ello en manifestaciones del desequilibrio físico, como lo son el aumento de la cantidad, variedad y gravedad de los padecimientos orgánicos. Esto se debe a que se han sumado la fuerza del desequilibrio del exterior y del interior, haciendo posible que las manifestaciones del avance de ambos desequilibrios puedan apreciarse con toda nitidez, ahora sí, durante una misma generación, debido a que la vida es muy corta, en comparación con las edades de cientos de años de los antiguos seres humanos. Esto es  lo que ha sucedido a través miles y miles de años con nuestro planeta y con la descendencia del ser humano original. El desarrollo de la imperfección que conduce a la muerte física es un problema involutivo ocasionado por el desequilibrio de la tierra, el cual es inducido al ser humano.  No se inició con motivo de que el ser humano haya sido creado originalmente con una naturaleza imperfecta, pecadora o asesina, similar a la del ser humano actual. La creencia histórica de que esta haya sido la causa de la naturaleza del ser humano, sostenida por el pensamiento religioso tradicional, se debe a que éste continúa mentalizado a la usanza de los tiempos bíblicos, continúa actuando bajo el efecto de la dominancia religiosa, lo cual encadena la mente, impide intentar al menos tratar de analizar razonablemente lo que evidentemente es verdad y lo que evidentemente no puede serlo, para crear un punto de partida hacia una posible interpretación verdadera.  

 PRIMERA DE CORINTIOS 1:19 Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y Desecharé el entendimiento de los entendidos. 1:20  ¿Dónde está el sabio?  ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? 1:21 Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.

 Aunque necesaria, la creación del doble sentido con el que fue escrita la Biblia, para controlar la tendencia del ser humano hacia el desarrollo del mal, el hacerlo mediante la confusión y el temor, ocultando el conocimiento para interpretar ambos sentidos, para no dejar que el ser humano alargase su mano, y comiese también del árbol de la vida, se victimó al propio ser humano, porque al inducirlo a creer que fue creado originalmente con una naturaleza pecadora, se le despoja de su ego religioso natural, el que lo impulsa a utilizar su libre albedrío para superarse espiritualmente por sí mismo, conforme a la naturaleza original de su ser espiritual y conforme el conocimiento antiguo. El vacío y la necesidad de alimento espiritual ocasionado por este despojo, lo hace dependiente, lo obliga instintivamente a tratar de llenarlo actuando de manera opuesta, buscando afuera lo que adentro siempre ha estado. Lo hace introduciendo a su mente imágenes del exterior que, cuando son creadas por la influencia de interpretaciones religiosas erróneas, las que están muy alejadas de la naturaleza de sí mismo y de Dios, dan lugar a la creación de un falso ego religioso y de un evidente falso desarrollo espiritual, el cual se manifiesta en las aberraciones por las que históricamente se ha caracterizado la religiosidad.

La gran confusión sobre la naturaleza con la que fue creado el ser humano, la derivada de expresar el conocimiento mezclando los sentidos antiguo y actual, comprende todo el Génesis. Funcionalmente, el ser humano fue creado como un universo físico, bajo los mismos principios que el universo del exterior. Es por este motivo que la revelación de la creación original del primer ser viviente de naturaleza dual, de Adán, # 20, número de la existencia o vida eterna, corresponde también a una perfección similar a la de un universo del exterior, pero con la perspectiva de superar dicha perfección y ser también un Creador mediante el empleo del conocimiento puro. La función de este altísimo nivel de desarrollo,  no se limita simplemente a vivir para contemplar el paso del tiempo, esperando perder la vida eterna por el efecto del tiempo, porque un ser original puede ser como Dios en varios aspectos, derivados del haber sido creado en perfección y sin tiempo: capacidad para sostener su perfección al ser refractario al efecto del tiempo y de las energías negativas, guiarse más por el sentir puro no generador de tiempo, que por el pensar vano generador de tiempo, además de  tener también capacidad creadora, aunque dependiente para ser aplicada. Dependiente porque debe de ser con conocimiento, anuencia y en conjunto con Dios. Génesis 3:22  Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre. Fue así como entre ambos,  crearon a Eva, #8, número del universo, lo cual representa, en el sentido antiguo, la creación de nuestro universo que es la tierra y de la vida que en ella existe. Desde las culturas más antiguas el sol fue considerado Padre, y la tierra, por recibir su energía de vida, fue considerada Madre, porque cual nodriza sostiene toda vida que en ella se desarrolle, y no solo eso, además le impone, invariablemente, su condición de perfección o de imperfección. El ser humano siempre ha caminado con su tiempo, sin percatarse jamás de ello. Cuando era un paraíso el ser humano era un ser superior, en cambio ahora, las grandes catástrofes que cotidianamente sufre la tierra son proporcionales al estado físico y mental con el que ha evolucionado el ser humano. Mezcla también la creación de Edén, con sus árboles de la vida y del bien y el mal, y sus cuatro ríos, como un sitio del exterior, donde predomina la pureza y la abundancia alimenticia natural, donde el ser humano puede desarrollarse conservando su perfección original; lo cual corresponde también a la  naturaleza interna de un ser humano original, representado por Adán, el creado en estado de perfección, con capacidad para dominar el conocimiento puro, para utilizarlo en la conservación de la existencia o vida eterna, lo cual es el significado de la función del árbol de la vida. En este sentido, el antiguo, si se representa, numéricamente, lo que sería un verdadero descendiente de Adán, con un mismo nivel de desarrollo, también # 20, la existencia, con la única diferencia que Abel, por ser un descendiente, y por haber nacido en un sistema planetario que había perdido su condición de paraíso, si fue posible que fuera él, jamás Adán, quien representara el verdadero inicio de la pérdida de la perfección a partir de un nivel tan alto que es inconcebible en su potencial para un ser humano actual. Su “asesinato” a manos de su hermano Caín, #  27=9, la palabra, significa que Abel se “mató” por su propia palabra: Al disminuir el equilibrio de su palabra, #9, ya no le fue posible sostener su nivel de desarrollo de existencia o vida eterna, porque disminuyó la activación de su cerebro, activación producto del choque de sonidos de su palabra con los sonidos producidos por la tierra su sistema planetario, disminución proporcional al inicio del desequilibrio planetario y la disminución de su porcentaje de sonidos equilibrados. El castigo a Caín representa la apreciación cuantitativa del daño producido por la disminución del equilibrio de la palabra de cualquier ser humano, así como la advertencia para no permitir que continúe disminuyendo; porque en un inicio el daño no es inevitable, basta con sostener lo que fue la disciplina religiosa de ese tiempo: activar el cerebro con los sonidos equilibrados que requiera para compensar la disminución de la potencia de los sonidos del exterior: Génesis 4:15  Ciertamente cualquiera que matase a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara. La manera como se activa el cerebro en base a sonidos, mediante los choques producidos por los sonidos del universo del interior o palabra con los sonidos del exterior o sistema planetario, es equivalente al choque de dos universos, de 8 contra 8, y la consecuente producción de energía de naturaleza activadora, de 8+8=16=7. Donde 16 significa la capacidad para crear mediante el cambiar la naturaleza del exterior y 7 representa la capacidad para cambiar internamente y avanzar en el desarrollo de la perfección. Por ser Caín quien representa la disminución del equilibrio de la palabra, es uno de sus descendientes, elegido por el número de su nombre, quien continúa la representación del daño producido por la disminución de la potencia de estos choques de sonidos, haciendo también una apreciación cuantitativa del daño y una advertencia, a modo de venganza, para estar alerta en no permitir que se consuma dicho daño, de un daño a sí mismo. Lamec, #34=7, representa el resultado negativo, el producido por la disminución de la potencia de los choques de sonidos 8+8=16=7, esencia del cambio. Esto significa que al disminuir el equilibrio de la palabra, la esencia ejecutora, disminuye la potencia y la energía producida por el choque de sonidos, en consecuencia se activa el cerebro con menor intensidad, disminuyendo o perdiéndose con ello alguna capacidad o alguna función, lo cual representa el establecimiento de un cambio, # 7, negativo. Génesis 4:24  Si siete veces será vengado Caín, Lamec en verdad setenta veces siete lo será. La apreciación del daño de Lamec, del cambio negativo, # 7, es mucho más elevada en relación al cambio negativo de Caín, porque Caín representa una alteración que puede ser corregida mediante la creación de sonidos equilibrados. Pero el hecho de haberse consumado un cambio negativo en Lamec, significa que no se compensó la disminución del nivel de activación cerebral. Este es el mecanismo por medio del cual la descendencia del ser humano original perdió progresivamente su perfección, por falta de activación cerebral mediante sonidos equilibrados, hasta llegar a la pérdida del conocimiento puro, el conocimiento de la Cábala, para crear dichos sonidos. El tiempo transcurrido para que se extinguiera el conocimiento puro se manifiesta en las edades de cientos de años de los seres humanos de esa época. Posteriormente, al perderse por completo el conocimiento para crear los sonidos equilibrados, entre otras causas, la duración de la vida se redujo a los niveles conocidos de la actualidad. La trascendencia del cambio, # 7, para el ser humano, se refleja en la repetición de los números siete también en la descendencia de Set, pero ahora en sentido positivo. Génesis 5:25  Vivió Matusalén ciento ochenta y siete años (187=16=7, número de Lamec) y engendró a Lamec. 5:31 Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años; y murió. Representándose así el término de la capacidad para cambiar positivamente conforme el conocimiento antiguo.

Para comprender nuestro verdadero origen a partir de un ser dual creado en estado de perfección, y en que radica el haber sido hechos a imagen y semejanza de Dios, es necesario conocer entonces la verdadera naturaleza de Dios, iniciando por ubicarse en el tiempo de la creación original de la Tierra y del universo, porque en ese tiempo, hace miles de millones de años, para que fuera posible se creara la existencia de los universos y la vida que en ellos existe, de acuerdo al conocimiento religioso antiguo necesariamente hubo de crearse primero la primera fuerza con capacidad creadora, lo cual es perfectamente objetivo en comparación con la teoría física del bing bang. Esta teoría considera que el universo se creó a partir de una gran explosión, pero sin sustentar como fue posible que se creara primero la inmensa cantidad de materia requerida, de un volumen proporcional a la  del infinito universo, para  que al explotar haya sido posible se extendiera y diera lugar a la creación. Sin sustentar tampoco la creación de la vida, a menos que se la atribuyan a otra invención, a la teoría de Darwin. El aceptar estas teorías, posiblemente se deba a que se ignore o se subestime la capacidad de un Creador, el cual obra en base al conocimiento más profundo que existe sobre los secretos de lo ínfimo, de lo más pequeño, para que así  sea posible crear lo visible, lo más grande, para crear la existencia. No le debe resultar complicado, sabiendo por ejemplo, que la cantidad de materia que ocuparía la tierra, si se le retiraran los espacios vacíos, se reduciría a unos cuantos centímetros, poder crear y ordenar los elementos necesarios para crear, no únicamente universos, sino también la vida que en ellos existe. Regresando a la creación de la primera fuerza, esta fuerza  corresponde a la creación del Creador Original, el nacido de la nada, el Único creado a Sí Mismo, el Único en toda la creación que está formado únicamente por esencia creadora, la cual no debe confundirse con conciencia creadora, porque para crear  la diversidad conocida, la atribuida a Dios, es necesario tener conciencia para definir las características de lo que se desea crear,  pero requiere de la esencia o energías puras del Creador original. Es así como para que se creara la conocida creación del universo y de la vida que en ella existe, fue necesario que la primer obra creadora del Creador Original fuera la creación del Dios Creador, del ser que le guarda la mayor igualdad y semejanza, por haber sido creado con su misma esencia, con la diferencia de haber sido creado además con conciencia. Fue Dios Creador quien creó a los primeros seres vivientes de naturaleza dual, creados también con una perfección superior a la del universo material, también con capacidad creadora, como seguramente es la naturaleza del creador de la tierra, con la única diferencia que la naturaleza de Dios Creador es incorpórea, constitución indispensable para que, al haber sido la primer obra de la creación, hace miles de millones de años, continúe viviendo y continúe sosteniendo su misma condición original.  Esto significa que en la creación del infinito universo, aunque necesariamente siempre interviene Dios, también da conocimiento y facultad para que conjuntamente en ella intervengan otros seres perfectos, como lo son los seres de naturaleza dual, los cuales son el origen más remoto del ser humano. Es con ellos, con su aspecto físico, con el que la mente ha concebido la imagen y semejanza con Dios. En lo más profundo, esta igualdad y semejanza radica también en la estructura funcional en perfección con la que fue creado Dios, claro que la perfección de la estructura, no en la pureza y perfección del contenido de esta estructura, la cual es una forma circular que se repite en todo lo creado, para que los seres vivientes puedan utilizarla para  desarrollar su enorme potencial original. Esta estructura funcional es similar a la del núcleo, del átomo, a la de un planeta, a la estructura funcional del cerebro, todos ellos tienen los mismos principios funcionales y constan de varios niveles que se sostienen por sí mismos. En el ser humano estos niveles incluyen iones en su periferia, posteriormente zonas de atracción y de lanzamiento para la difusión de los diferentes tipos de energía, zonas de grabación de los sucesos de toda la vida, y más al fondo, vacíos donde no existe el tiempo. La utilización de los primeros niveles es común para todo ser humano por el simple hecho de estar vivos. El nivel del sin tiempo, aunque se utiliza en el adulto, es más propio de niños, porque ellos no tienen tiempo. Posteriormente, más al fondo, inician los niveles de lo que es sagrado y es puro, lo que brota de un principio, lo que brota de donde se creó todo lo que existe, incluyendo las energías por las que está formado el ser espiritual. Estos niveles regularmente permanecen bloqueados por energía negativa o por falta de estímulo, por la desaparición del conocimiento puro y por la disminución de la función de sentir empleada para activarlos. Finalmente, en lo más profundo, se encuentra  el sitio donde chocan las energías que brotaron de la nada para dar lugar a la creación, el sitio creado para que el ser humano, durante los períodos de cambio y de establecimiento de nuevos ciclos, pueda recuperar la condición con la que fue creado originalmente.     

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